Hace tres días me regalaron un negrito hecho de mazapán. Tiene unos ojitos cafés, una sonrisa rosada y alegre, y sus orejas redonditas, parecen escuchar con atención mis confesiones. Viste una chaqueta colorada de botones amarillos, unos pantalones blancos y unos zapatos a juego con su piel. Pero, lo que más me gusta, es su sombrero de color pajizo, con una cinta anaranjada que lo envuelve. Anoche, creo que se levantó a darme un beso, porque al despertar, sentí en mis labios, un dulce sabor a almendras.
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30 de abril de 2014
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1 comentario:
Qué dulzura!, literalmente. Eres muy imaginativo, y siempre con esa visión tuya...casi inocente.
Sigue así.
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