Entradas Recientes

29 de agosto de 2013

El convite


El pescado estaba servido, pero los comensales no llegaban. Era extraño: ella envió las invitaciones con anticipación. Pero estaba sola y hambrienta, con su plato frente a ella. De pronto escuchó un golpe seco que provenía del exterior y salió rauda a mirar por la ventana, esperando que fuera algún asistente, pero sólo era un coco que cayó desde una palmera cercana. Volvió a sentarse y pensó en lo maleducada que era la gente en esta isla solitaria. Mientras que, como desde hace un par de años, sólo el ruido de las olas le hacía compañía.

20 de agosto de 2013

Ángel de la guarda



«Ángel de la guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, ni en la hora de mi muerte, amén». Aunque, oré desde niño y seguí haciéndolo hasta bastante grande, siempre me sentí, profundamente desamparado y olvidado por mi ángel guardián. Hasta que, hoy se me apareció. «¡Dónde has estado en toda mi vida!», le espeté a centímetros de su bellísimo rostro. Él escuchó impávido mi acusación y sin mediar palabra, una respuesta se formó en mi mente, hecha de recuerdos que, creía haber olvidado: como la vez que, a los 3 años, apareció rodando ante mis ojos, mi auto de juguete favorito, en el momento en que me dirigía a meter los dedos al enchufe; o la oportunidad, cuando dispuesto a probar mi valentía, me lancé en patineta desde la cima de una calle empinada y milagrosamente, no choqué contra un auto que apareció en ese instante frente a mí; También, recordé la extraña sensación de profunda alegría al rechazar una invitación, a un special afterhour, de una supuesta "amiga" que conocí en una discoteca  y finalmente me vi a mi mismo, como si fuera una película, esperando que llegaran las personas interesadas en el aviso de venta de mis órganos, y mi ángel de la guarda, apareciendo justo frente a mí. Entonces, volví a ver a través de mis ojos y, a lo lejos divisé un auto acercándose lentamente. Mi ángel inclinó levemente su dulce rostro. Lo tomé como una afirmación a mis pensamientos, y me largué en mi vehículo, lo más rápido que pude.

14 de agosto de 2013

Re-nacimiento



Hola, te quiero contar porqué no pude reunirme contigo hoy: Anoche Soñé que nacía de nuevo. Que de alguna manera volvía al vientre de mi madre. Pero, al renacer en este mundo recordaba perfectamente toda mi vida "anterior". Sabia de antemano cada desacierto o mala idea que pasaría por mi cabeza. Y con cada error que podía corregir, me sentía más feliz. Las cosas que antes tontamente me apenaron, ahora no significaban nada. Así crecí, cada vez más seguro de tener la oportunidad de ser mejor. Sin embargo, comencé a percibir que ya no era el mismo. Algo distinto bullía en mi interior. Y de pronto, me encontraba conmigo mismo en la calle, pero no me reconocía y de alguna manera sabia que era yo. Entonces, desperté, fui al baño a refrescar mi garganta seca y me di cuenta que la persona del espejo no era yo.

8 de agosto de 2013

El pórtico



Por ese desvencijado pórtico de hierro, vi pasar la vida de mi vecino, desde que llegó a la casa de enfrente. Vi entrar a su amante y tiempo después lo vi salir, con una maleta y años más tarde, volver sin nada. Luego, lo observé irse a jugar con su hija casi todos los días, pero con su hijo jamás. Una vez vi a la actriz protagonista de la teleserie de la tarde, esperándolo junto a la puerta y al día siguiente divisé al actor coprotagonista emerger por la puerta, con rostro malhumorado, acompañado de la señora de la casa. Desde mi ventana pude imaginar lo que pasaba en su casa, sin nunca haber sido invitada a ella. Y años más tarde también presencié el final de sus idas y venidas, cuando salió por la puerta su ataúd seguido por el de su esposa, pero ya estaba vieja así que ni siquiera pude salir a dar el pésame, ni preguntar el motivo del deceso y menos el nombre del difunto.

2 de agosto de 2013

Luces


"Altiva, fría y bella esfinge soprano", así describía la prensa a Luz María de los Ángeles De la Fuente, descripción a la que nunca había dado muestras de molestia, sino todo lo contrario. Y es precisamente con esta gélida y hermosa prestancia que actuaba en cualquier lugar, incluso entre sus más queridos amigos.

Llegó con antelación al teatro como era su costumbre. Cantó bellamente en los ensayos, incluso mejor que cualquier día porque esta noche era distinta, el emperador estaría presente. Y aunque nadie pudo ver en sus maneras y rostro algún indicio, estaba aterrada. Imaginaba que su voz la abandonaba o que desafinaba horriblemente y el emperador pedía su cabeza frente a tal ofensa.

El emperador con el rostro impasible esperaba el inicio de la función, rodeado de sus guardias y su corte repletando el teatro. Luz salió al escenario con miedo y ganas de llorar, pero pudo controlarse maravillosamente. Ella llenaba el escenario con su voz y sus delicados movimientos, pero el emperador no movía un músculo de su rostro y ella no podía dejar de imaginar como se deshacía ese rictus para gritar una sola palabra: ¡Mátenla!.

Llegaron al acto final y ni las más bellas notas de su canto conmovieron al monarca. Ya había perdido todas las esperanzas, entonces fijó su atención en las luces de la enorme lámpara de lágrimas que colgaba del techo. Y al terminar la última nota de su canto, lloró. Dejó todo su control y lloró de miedo y frustración, por los hijos que nunca tendría, por el amor que nunca se había permitido sentir y por todo lo que su corazón guardaba. Pero al bajar la mirada se encontró con los ojos de él, también anegados por las lágrimas.