Miró sus formas con atención: las curvas suaves de su torso, la forma preciosa de sus huesos, el arco preciso de sus senos perfectos, la hipérbole de su espalda lista para congregar mil caricias, finalmente, se detuvo en el claroscuro de su corazón, pero ahora se imaginó a si mismo poniendo la oreja junto a su pecho y escuchando sus latidos y sintiendo el calor de su piel transparente, entonces volvió a la realidad, guardó la radiografía y la llamó por el intercomunicador para verla por primera vez.
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19 de febrero de 2014
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