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4 de diciembre de 2013

El diablo y la muerte


Cuento inspirado en la canción "la balada de diablo y la muerte" de La Renga.

Cuando el diablo está contento, es una buena persona.
(Jonathan Swift)

El que muere paga todas sus deudas.
(William Shakespeare)


Hace tres años conocí al diablo y la muerte en una fiesta. Al principio no supe que eran ellos, pero me resultó curioso la maligna complicidad que mostraba la singular pareja. Era extraño y perverso, verlos observaba, de una manera aparentemente casual, a una u otra persona, y luego asentir con la cabeza, mientras brindaban alegremente con champagne.

Si me preguntan, así es cómo más o menos los recuerdo. La muerte, era una mujer de piel pálida, joven y bella, pero sus rasgos eran comunes, insustanciales. Llevaba puesto un vestido negro, muy largo y ceñido a su esbelto cuerpo, bordado con lentejuelas brillantes del mismo color y, un collar de perlas oscuras, adornaba su esbelto cuello. El diablo, tenia un rostro tan común, que creí haberlo visto antes, quizás en el metro o dando un paseo por cualquier lugar. Vestía elegantemente de frac. Pero sus ojos, esos ojos demoníacos, refulgían con una inteligencia profunda, que parecía conocer cada rincón del alma de las personas que acechaba. No pregunten como supe quien era quien, pero creo que ustedes también lo sabrían si los vieran.

Quizás, si no hubieses sido tan falsamente anodinos y, si esa noche, al final de la fiesta, no hubiese visto lo que vi, no habría descubierto quienes eran en realidad.

Desde que descubrí su juego de señalar y brindar, los comencé a seguir. Se paseaban de habitación en habitación con su copa en la mano, mirando animados a la concurrencia. No sé cuánto tiempo me pasé persiguiéndolos. Pero en un momento de la noche, la muerte me miró y me hizo un guiñó, luego tomó al diablo del brazo y salió por la puerta de entrada. Un escalofrío recorrió mi espalda y me paralizó un momento. Me arme de valor y los seguí, pero al llegar al pasillo, éste se encontraba totalmente vacío. Contrariado, di media vuelta y entonces los vi. Todas las personas que habían sido "marcadas" por el diablo y la muerte, estaban en el balcón. Primero escuché un estruendo, luego vi el balcón desmoronarse en medio de los gritos de terror. No tuve tiempo de reaccionar.