Esa noche nos reunimos, pero no hubo fiesta. Había música, pero no bailamos. Había alcohol, pero no nos emborrachamos. Nos sentamos a la mesa y repartimos el pan, bebimos el vino y nos dimos coraje unos a otros. Esa noche, como miles de años antes, sabíamos que alguien debía ser el traidor, pero nadie empuñó su láser.
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1 de octubre de 2012
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1 comentario:
Eres....bacán para esto!
Va a ser un acierto la publicación de tus microcuentos. No me cabe duda.
Cariños...como siempre.
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