Una tarde de otoño, caminaba por la calle providencia y llamó mi atención un hombre vestido de azul. El paseaba contento mientras hacia un origami. Desde lejos me pareció que era un pájaro en lo que se afanaban sus dobleces, lo comprobé cuando al terminar su obra la puso entre sus dos manos, levantó los brazos y la dejó volar libre.
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3 comentarios:
Qué linda imagen!
Con lo que me gusta a mí el origami....quedé feliz!
me trajo a la mente las grullas
esas mil grullas para SADAKO
abrazos y feliz fin de semana
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