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22 de enero de 2014

Café



Él necesita salir a recorrer la ciudad cada cierto tiempo y hacer una serie de actos de liberación espiritual. Como sentarse a escribir poesía en cualquier lugar; ganarse la confianza de un perro callejero y acariciar su cabeza; escuchar un poco de rock callejero, interpretado por un decadente grupo de ancianos talentosos; pararse en cualquier esquina con el semáforo en verde y dejar que la gente pase por su lado como si fuera una roca en medio del río; pero lo que más disfruta hacer, es acercarse furtivamente a las mesas de los cafés, cuando sus ocupantes recién las han abandonado y leer las historias que las personas dejan en la borra de su café.


2 comentarios:

Pablo Romero P. dijo...

ME recuerda los tiempos del teléfono, antes del celular, en que las personas comensabana a rayar un papel mientras hablában por teléfono y a apareciían muchas figuras, monos, hasta fractales. Luego quedaban como un testigo de la conversacion, y hasta números telefónicos entre los "memes".

arjex dijo...

En el fondo del café y junto a una buena conversación hasta nos podríamos encontrar con nosotros mismos...saludos y gracias por el comentario.